22/1/11

Te quiero porque te quiero y me quedo en la simpleza de no justificar
con palabrerío inútil
el simple hecho de que te quiero porque te quiero.
Te pienso, y cuando te pienso te quiero
y cuando te pienso mientras te quiero también te siento
y cuando te siento
te lloro
porque te siento consumido por la idea,
-y de hecho es una simple idea-
la de la soledad, la tuya, no la mía.
Y cuando te consuma la idea,
solo cuando sientas que no hay nada abajo ni arriba
ni en una esquina chiquita de tu mundo,
ni un recuerdo de un beso en la comisura de tu alma
ahí, y siempre ahí, no sólo ahí, pero siempre ahí
cerra los ojos fuerte
innecesariamente fuerte
y entre las nebulosas de colores de tu iris 
mirame a mi.


                                                                      Para Oddy, que ya no existe

17/1/11

Aires de ciudad

La ciudad nos dio la aprobación 
el asfalto nos sedujo a descubrir la piel intacta que yace sobre tu hombro izquierdo
y se desliza
-sin ninguna justificación más que la de ser piel intacta-
hacia la comisura derecha de tu boca redonda.
Mis dedos juegan al son de la sirena de esa ambulancia que va pasando
llevando quién sabe a quién, quién sabe a dónde, quién sabe si viviendo o muriendo
y recorren tus labios húmedos por la humedad que sólo la ciudad tiene
esa humedad pegajosa, invasiva, insoportable
que ahora posa en tus labios tibios, entre tibios y helados, pero más tibios.
Caminamos sabiendo con un poco de altanería que somos invitados vip de ésta ciudad
que nos envuelve en luces y en sombras.
Todo parece ir a la velocidad de la luz, todo menos nosotros
porque la ciudad nos invito a recorrerla en cámara lenta, en cámara muy lenta
entonces esa mujer con el bebe en brazos ya no es una mujer con un bebe en brazos
es un borrón de lo que alguna vez fue, o es
es una mancha color gris, con un poquito de negro y algo naranja.
Y el colectivo lleno de gente es una estrella fugaz que va en horizontal
es una estrella fugaz de gente
una flecha sobre el asfalto que se mantiene quieto
porque los que nos movemos somos nosotros
y no el asfalto.
Caminamos entre estrellas fugaces y manchones de gente
y nuestras manos sucumben al beso indecente de agarrarse
de moverse a la par
de ser una sola mano de diez dedos que no tiene ningún sentido como mano
ningún tipo de uso práctico
ningún tipo de comodidad para ser mano
pero en ese instante, en ese momento justo 
en el cual ese avión pasa como un meteorito gigante por nuestras cabezas
y el perro ladra una canción que nos suena pero no conocemos
y el manchon redondo de la esquina baldea las baldosas con un balde
nosotros convertimos nuestra mano en una
sin importar la comodidad
y todo vuelve a la normalidad.

Otro poema para Cris . . .

A veces creo que podríamos
conciliar los contrarios
hallar la centritud inmóvil de la rueda
salir de lo binario
ser el vertiginoso espejo que concentra
en un vértice último
esta ceremoniosa danza que dedico
a tu presente ausencia.


Recuerdo a Saint Exúpery: "El amor
no es mirar lo que se ama
sino mirar los dos en una misma dirección-"


Pero él no sospechó que tantas veces
los dos miramos fascinados a una misma mujer
y que la espléndida, feliz definición
se viene al suelo como un gris pelele.


                                                  Julio Cortázar

Un poema para Cris . . .

Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.


                                                                           Julio Cortàzar

16/1/11

Me cerraste despacito los ojos con tus nubes
me dijiste al oído
algo que no entendí
y me sentí mucho mejor.
Perdoname si te tiro de los ojos y te duele
es que no me doy cuenta
a veces
que te hago doler.
Si te miro
no te duele
si te toco
un poco arde.
Prefiero la caricia efímera de un dolor ausente
antes que la inexistencia, mi propia inexistencia.
Cinco veces hoy
entre diecisiete ayeres
y miles de mañanas,
todos juntos
todos solos.


Todos nada.