25/4/10

Juan

No soy poeta en este mismo instante, ni lo seré mañana a la hora del té. La sangre que bombea mi corazón y recorre mis venas hace que mis dedos tengan la necesidad de plasmar bombas de verborragia dedal. No le adjudico ésto a mi persona porque sería plagio, y todos sabemos como se ponen los dedos. Ahora estoy hablando yo y ahora yo. Somos como diecinueve al mismo tiempo, no se puede enumerar.
Tengo frío dónde no tengo calor y eso me hace sentirme confundida, donde yo me siento confundido. Es simple ser muchos, siempre otro tiene la culpa de la desgracia. Nunca soy yo, sino que es ella... y el eterno juego es un juego eterno sin la necesidad de poca sonrisa y mucho lagrimón.  Es completamente diferente si uno es uno y tiene el peso echado sobre la única espalda del único individuo que es. No puedo ni imaginármelo. Una vez conocí a uno, se llamaba Juan y se murió de estrés. 

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