1/11/10

En una tibia playa situada en el centro de tu ojo izquierdo hay un pájaro negro.
Silva las noches negras y desaparece en los vientos del alba volando a otros horizontes, otros cuerpos, otras piernas, otros ojos. Desaparece su contorno pero su aleteo perdura en tus pestañas y en tus lágrimas.
Como daga de bronce, siento que a veces regresa y clava sus garras y pico en la herida mas abierta de mi ser. La única firme tierra, es la isla que encontré en tu regazo.
En la isla hay nubes, flores y montañas como hologramas que desdibujan el paisaje real y tangible de mi piel contra la tuya, de mi piel contra tus piernas, de mi piel. Arbolean las hojas y hablan así con un nuevo atardecer. Cuando tus ojos se cierren, caerá la noche y solo veré las lineas de tu figura con la ceguera de mis recuerdos.

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