25/4/12

Esa pared de palabras, vestimentas, llaves, esmaltes, recetas, lecturas, perfumes, asfaltos, pisadas, horarios, idas, venidas, llegadas, partidas, canciones, direcciones, miradas, largadas, paraguas que nos separan de la locura es tan ínfima, tan sola, tan poca, tan intangible. 
Esa pared que mira y se ríe y te amenaza, vos estás loca. Loca. Perdidamente desquiciada, perdidamente perdida. El robotito, el androide de ser humano en el cual te convertiste, analítico pero de mentira, observador tabicado, puta de mierda. 

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