28/6/10

Palpitando la llegada de algo nuevo
ovaciones a lo lejos
aclaman y binvienen al bienaventurado bienestar de Viena
que con un queso cheddar en una mano y medio chorizo en la boca
predica la palabra del Señor
lo alaban con carrozas de margaritas marchitas
y escarbadientes bañados en oro 
pues es el, y nadie mas que el
el que sabe la verdad absoluta.
Pasa por delante mio con aires de bienaventurado Vienense
me mira
me escupe los pies, porque ese es su saludo
y yo lo miro, lo observo, lo fagocito con mis ojos.
Me acerco con mis dedos a sus dientes
le arranco uno, no le duele.
Lo entierro bajo mis pies y el se echa a andar, una vez mas
arrojando su verdad.

1 comentario:

  1. me copo este ultimo, bastante interesante. la palabra palpitando me recuerda a pulpito y eso me resulto raro. pero el poema es como una escelera de madera y piedra, pero una escalera que esta en un patio medio grande con algunos farolitos y con una ceramica muy antigua y especial

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