15/12/10

Con un arco iris en el ojo izquierdo y una manopla gigante
salgo a caminar por la plaza zigzagueando entre cadáveres no tan exquisitos y árboles de corazón.
Plácida Dominga corta los picos de los loros que cantan Divididos
mientras que tu mamá bebe del elixir sagrado de un charco que piso una vez un Dios.
Mis binoculares me dejan ver que la Luna no está tan lejos como pensaba
y que la bombacha de Plácida es fucsia con ositos
y que vos estás ahí y yo un poco también.

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